La física ha sido siempre una asignatura pendiente para mí. Necesitaba un libro que me introdujera a esta materia desde una perspectiva más sencilla y creo haberlo encontrado. En este libro (“La evolución de la física”, escrito por Albert Einstein y Leopold Infeld) leí algo que me dejó pensando…
“Los conceptos físicos son creaciones libres del espíritu humano y no están, por más que lo parezca, determinados unívocamente por el mundo exterior. En nuestro empeño de concebir la realidad, nos parecemos a alguien que trata de descubrir el mecanismo invisible de un reloj, del cual ve el movimiento de las agujas, oye el tic-tac, pero no le es posible abrir la caja que lo contiene. Si se trata de una persona ingeniosa e inteligente, podrá imaginar un mecanismo que sea capaz de producir todos los efectos observados; pero nunca estará segura de si su imagen es la única que los pueda explicar. Jamás podrá compararla con el mecanismo real, y no puede concebir, siquiera, el significado de una tal comparación.”
Lo más interesante es que todo lo que lleva visto la ciencia hasta el día de hoy puede basarse en una de estas explicaciones del funcionamiento del reloj. La ciencia explica mecanismos que observa, creando leyes, que se basan en otras leyes, que no fueron más que otra explicación de otro fenómeno. A veces intenta encajar piezas que no encajan en el rompecabezas, forzándolas a entrar, como el caso del experimento de las dos ranuras. Otras veces, un nuevo descubrimiento obliga a replantearse alguna de estas leyes, para luego descubrir que no era cierta (ejemplo: el calórico).
Pero si la realidad depende del observador, de su Universo interior, como dice Maturana… puede que exista una explicación completamente distinta de todo, y que no podamos verla, quizás, por estar tan enfrascados y limitados por lo “descubierto por la ciencia”, partiendo de “buenas explicaciones” para hacer nuevas “buenas explicaciones”. Si la premisa inicial fuera falsa, todo lo que hoy creemos como cierto pasaría a ser NADA.
De pronto consideramos que la palabra del científico es “palabra santa” (aunque suene contradictorio el término), creyendo que, como está demostrado, es correcto. Y yo me pregunto, ¿no será que preferimos creer en “lo que está demostrado” porque nos sentimos demasiado incultos como para cuestionarlo? Al menos a mí es lo que me pasa, no me atrevo a cuestionar las leyes de Newton, y explicar algún fenómeno de otra manera, arrancar de cero en la explicación, porque siento que no sé.
Ahora, otra cosa que leí en este libro y que me llamó muchísimo la atención es que, en la historia de la física, los que más descubrieron fenómenos y formularon leyes, fueron personas que no estudiaron física, sino que lo hacían como un hobbie. Observaron algo que les llamó la atención, hicieron algunos experimentos, y luego sacaron conclusiones. Todos tenemos la capacidad de observar, y de sacar conclusiones. Y podríamos descubrir o explicar muchas de las cosas que observamos, si nos atreviéramos a cuestionar las que ya existen, a dudar de esas explicaciones.
Pensá en esto…